Está claro que el verdadero negocio para los fabricantes de impresoras no son las máquinas, sino los consumibles: cartuchos de tinta y tóner. Su precio es a veces tan alto como el de las impresoras, y su duración es decepcionante.
Para ahorrar tinta no hace falta renunciar a imprimir. Hay varios trucos y utilidades que puedes aplicar en tu día a día para reducir drásticamente el consumo de tinta y alargar el tiempo hasta la próxima recarga o compra de cartuchos. Te los explicamos a continuación.
Las impresoras salen de fábrica con un objetivo bien claro: imprimir en alta calidad gastando la mayor cantidad de tinta posible. En su interior, sin embargo, yacen opciones para gastar menos tinta y tóner. Los manuales suelen contar bien poco acerca de estas opciones, pero están ahí, aguardando a que alguien las use.
Haz clic en el menú Inicio y luego en Dispositivos e impresoras. ¿Ves tu impresora? Haz doble-clic sobre ella y elige Ajustar las opciones de impresión.
Lo que verás varía de impresora a impresora, pero casi siempre encontrarás las siguientes opciones:
Estas opciones solo aparecen si usas los controladores oficiales de la impresora. En el pasado ya explicamos cómo encontrar los drivers para cualquier dispositivo. Si por alguna razón tu impresora carece de un modo de ahorro de tinta o el que existe no te satisface, puedes usar InkSaver, que hace de mediador entre la impresora y el controlador.
A veces, ni configurando la impresora a conciencia se logra un ahorro significativo de tinta. Y entonces toca emplear utilidades especialmente pensadas para ahorrar en costes de impresión. Su eficacia es variable, pero se pueden combinar para mejorar los resultados.
Los programas desde los cuales imprimes también suelen tener opciones de ahorro, aunque no es lo más habitual. Adopta como sana costumbre pasar por la vista previa de impresión y el cuadro de impresión en lugar de ir por la impresión directa.
Así luce EcoFont impresa (foto de G. Rodríguez)
Con el auge de pantallas de alta resolución, tabletas y libros de tinta electrónica, la impresión se ha vuelto cada vez menos necesaria. Gracias a los documentos en formato digital, puedes consultar y distribuir contenidos sin necesidad de imprimir.
El inconveniente de usar documentos electrónicos es que necesitas hardware de buena calidad para leerlos, ya sean libros electrónicos como el Kindle, pantallas de gran tamaño o tabletas con una resolución y una densidad de píxeles suficiente.